Algunos compuestos que se encuentran en los alimentos cocinados a la brasa podrían resultar cancerígenos, pero no existe evidencia alguna que relacione este efecto con un consumo ocasional.
Actualmente no existe ninguna indicación concreta sobre cuál sería la frecuencia de consumo de estos alimentos durante el tratamiento oncológico. Así pues, la recomendación sería la misma que para el resto de la población: uso ocasional de este tipo de técnicas de cocción, dejar suficiente distancia entre la brasa y el alimento para evitar que se queme y retirar siempre las partes más negras antes de comer. Marinar la carne con compuestos antioxidantes como el ajo, el jengibre, el pimiento, la cebolla, ayudará a proteger el alimento y reducirá la formación de compuestos cancerígenos.