Alimentación durante el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello

El cáncer de cabeza y cuello engloba todos los tumores que afectan a la zona de la cara y el cuello. Existen diferentes tipos de cánceres de cabeza y cuello, que, en función del lugar exacto donde se ubiquen y del tratamiento que se administre, tendrán diferentes efectos secundarios. La recomendación principal durante el tratamiento es comida, acción imprescindible para mantener la energía y mejor tolerar la medicación. Por lo general, comida suficiente no suele ser un problema, pero durante el tratamiento del cáncer de cabeza y cuello puede llegar a ser un reto.

Las personas afectadas, debido a la localización del tumor o tratamiento recibido, pueden ver comprometida la alimentación por problemas en la masticación o la deglución. Esto puede comportar complicaciones para ingerir alimentos. El cáncer de cabeza y cuello es uno de los tumores que presenta mayor prevalencia de desnutrición. En caso de que exista imposibilidad para comer o una importante pérdida de peso, es necesario solicitar soporte nutricional al oncólogo referente.

Aparte de seguir las Recomendaciones generales sobre la alimentación durante el tratamiento del cáncer, en el cáncer de cabeza y cuello hay que reforzar y considerar:

  • Repartir la alimentación en distintas ingestas al día. Debido a la dificultad para comer o beber, se recomienda incrementar el número de comidas (desayuno, media mañana, almuerzo, merienda, cena y resopón) para intentar cubrir las necesidades nutricionales a lo largo de todo el día.
  • Adaptar la textura de los alimentos. Durante el tratamiento de tumores de cabeza y cuello suele ser frecuente la aparición de molestias, dolor y dificultad a la hora de beber y comer (dolor y/o dificultad al deglutir y llagas en la boca y/o garganta). Con el fin de evitar la disminución de la ingesta, modificar la textura de los alimentos o la viscosidad de los líquidos puede aliviar las molestias y el dolor y facilitar la masticación y deglución. La textura deberá adaptarse según las necesidades de cada situación: podrá ser suficiente con simples consideraciones y modificaciones o podrá ser necesario triturar completamente todas las elaboraciones o incluso evitar dobles texturas. Por eso, siempre habrá que valorar qué adaptación es la más adecuada, siguiendo las indicaciones del oncólogo y el nutricionista referente.
  • Verificar si hay alguna interacción alimento-medicamente. Se han descrito posibles interacciones con plantas y hierbas, como el hipérico y el aloe, y alimentos como el pomelo y el zumo de ésta, y las bebidas alcohólicas. Estas interacciones podrían tener lugar según el tratamiento prescrito, por lo que será necesario consultar siempre al oncólogo cada caso concreto.
  • Adaptar la alimentación a los posibles efectos secundarios o síntomas derivados del tratamiento a partir de las siguientes recomendaciones dietético-culinarias para cada uno.
Fecha de actualización: Enero 2023

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