Alimentación durante el tratamiento del cáncer de próstata

 

El cáncer de próstata se origina a partir de la transformación y proliferación anómala de las células de la próstata. La próstata es una glándula que pertenece al sistema urogenital masculino y que es exclusiva del varón. Se sitúa debajo de la vejiga y delante del recto, y su principal función es contribuir a la producción del fluido seminal.

Las modalidades de tratamiento pueden ser diferentes según las características individuales de la persona afectada como la edad, el tipo y la extensión del tumor y otras enfermedades crónicas que pueda tener. Entre los diferentes tratamientos encontramos el seguimiento mediante observación, la cirugía, los tratamientos con radioterapia o quimioterapia, el tratamiento focal con crioterapia (destrucción de células cancerosas con temperaturas muy frías), el tratamiento hormonal y algunos tratamientos específicos. La mayoría de los tratamientos pueden comportar efectos secundarios que pueden afectar en diferentes grados e intensidades y comprometer la alimentación.

Las prioridades alimentarias durante el tratamiento del cáncer de próstata serán garantizar un adecuado estado nutricional que ayude a disminuir los efectos secundarios y las complicaciones. Para ello, se deberán seguir las “Recomendaciones generales sobre alimentación durante el tratamiento del cáncer” y adaptarlas según los efectos secundarios y síntomas que puedan aparecer, a partir de las recomendaciones dietético-culinarias para cada uno de ellos.

Cuando el tratamiento es hormonal, puede que aparezca un desequilibrio metabólico, por lo que será necesario ajustar las recomendaciones generales a las posibles alteraciones, entre las que encontramos el aumento de peso, la diabetes, la alteración de los lípidos, la descalcificación de los huesos o la pérdida de masa muscular. Para ello será necesario:

  • Intentar mantener un peso estable, siguiendo las pautas de una alimentación equilibrada o ajustando estas cuando el peso aumente.
  • Controlar el aumento de la presión arterial. La hipertensión arterial puede aparecer en este tipo de pacientes, para su control y tratamiento será fundamental disminuir o incluso limitar al máximo el consumo de sodio y por lo tanto, de sal (cloruro sódico) a la vez que llevar una alimentación cardiosaludable.
  • Potenciar una alimentación cardioprotectora. La hiperlipidemia es la presencia de un nivel elevado de lípidos en sangre que aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Se deberán potenciar alimentos de origen vegetal no refinados (verduras y frutas, legumbres, cereales integrales, tubérculos y setas), grasas cardiosaludables (pescado azul, frutos secos y semillas, y aceite de oliva virgen extra) y limitar las grasas saturadas, los azúcares y el alcohol.
  • Controlar los niveles de glucosa en sangre, para garantizar que sean lo más estable posible y evitar las hiperglucemias (subida de los niveles de glucosa en sangre). Será importante seguir una alimentación variada y equilibrada, controlando la cantidad de hidratos de carbono consumidos. Además, hay que asegurar la ingesta de fibra con el consumo de cereales integrales, legumbres, frutas con piel y verduras, y evitar los alimentos o productos ricos en azúcares simples (azúcar, miel, galletas, bollería…).
  • Asegurar una ingesta diaria de calcio y vitamina D. La osteoporosis es una enfermedad frecuente en los pacientes con tratamiento hormonal; por eso se deberán potenciar los alimentos ricos en calcio y vitamina D, además de garantizar una ingesta adecuada de proteína.
  • Realizar actividad física y ejercicio. Contribuye a disminuir la pérdida de masa muscular y mantener la mineralización del hueso, dos factores que pueden verse alterados durante el tratamiento hormonal. Existen recomendaciones para la realización de ejercicios adecuados durante el tratamiento del cáncer de próstata.
  • Verificar si existe alguna interacción alimento-medicamento. En este tipo de cáncer, actualmente no existe ninguna interacción descrita, aunque algunos componentes de suplementos nutricionales, hierbas o plantas medicinales podrían interaccionar. La única recomendación descrita es la de tomar la abiraterona fuera de las comidas. Así mismo, es importante no añadir complementos dietéticos durante el tratamiento con radioterapia y las semanas posteriores sin el conocimiento del oncólogo de referencia.