Es un síntoma común durante el tratamiento oncológico. Se caracteriza por las deposiciones poco frecuentes (inferior a tres veces por semana) o la dificultad para evacuar, lo que se manifiesta durante varias semanas o más. Las causas más frecuentes son los cambios en la dieta, como la disminución de la ingesta de líquidos y/o alimentos ricos en fibra, la disminución o la falta de ejercicio físico y el suministro de determinados fármacos propios del tratamiento. Todo ello puede disminuir los movimientos intestinales, favoreciendo que las heces no absorban agua y se vuelvan secas y duras. La evacuación se dificultará y podrá ir acompañada de dolor y molestias.
Si no hay náuseas, se puede añadir una cucharada de aceite de oliva virgen al agua y seguidamente una pieza de fruta, como un kiwi o una naranja.
A diario, y si es posible a la misma hora, es recomendable sentarse en el váter, aunque en un primer momento no se hagan deposiciones.
Alimentos para picar entre horas |
|
Como el membrillo, el plátano, el arroz blanco, el pan tostado, la manzana cocida o la compota.
A excepción de aquellos casos en que el tratamiento se haya visto acompañado de un aumento de peso.
Caminar cada día entre 20 y 30 minutos como mínimo. Si no es posible, movilizar el intestino con pequeños masajes rotativos en el abdomen en el sentido de las agujas del reloj.