La hipertensión se define por el aumento de la presión arterial, cuando los valores superan los 140/90 mmHg, y es uno de los síntomas que puede aparecer con las terapias hormonales utilizadas para tratar el cáncer de próstata. Para su control es necesario disminuir al máximo, e incluso evitar, el consumo de sodio, y, por lo tanto, de sal (cloruro sódico), y a la vez llevar una alimentación cardiosaludable.
Limitar el consumo de alimentos ultraprocesados y comidas preparadas, y priorizar siempre los productos frescos, ya que la mayor parte del sodio que consumimos en la alimentación viene de la sal añadida en los alimentos procesados.
Alimentos aconsejados y desaconsejados en hipertensión | ||||||||||||||||||||||||||||||
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Cocinar sin sal y evitar poner el salero en la mesa. Al principio costará acostumbrarse, pero el paladar se irá adaptando. Para ello:
Como las sales vegetales comerciales con mezclas de sal común o sodio (Na), las sales sustitutivas (sal de cloruro potásico), el glutamato monosódico o los cubitos de caldo (de carne o vegetales).
Aunque la recomendación indica priorizar los alimentos frescos y mínimamente procesados, si se consumen alimentos procesados, es importante conocer la cantidad de sal que aportan a través de su etiquetado nutricional para hacer la mejor elección.
Según el Reglamento (CE) 1924/2006, de regulación de declaraciones nutricionales en el etiquetado de los alimentos, un producto se puede considerar bajo en sal si contiene menos de 0,3 g de sal por 100 g o 100 ml (o 0,12 g de sodio por 100 g o 100 ml).
La hipertensión es un síntoma que suele aparecer junto con la hiperlipemia y las hiperglucemias. Este fenómeno se denomina síndrome metabólico, y deberán considerarse diferentes aspectos conjuntamente para asegurar una alimentación adecuada.